miércoles, 12 de marzo de 2014

Difunden las ventajas de la energía obtenida por Biogás


Un estudio mostró cuáles serían los beneficios económicos de una planta alimentada a partir de biomasa agropecuaria

Algunas plantas cuentan con la tecnología para convertir grano de silaje y efluentes de criaderos en biogás.
Un estudio desarrollado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) demostró que la instalación de una planta de 50 MWh (mega-vatio hora) de potencia eléctrica en base a biogás proveniente de biomasa agropecuaria, permitiría abastecer el consumo de 120.000 personas, crear 1.330 nuevos puestos de trabajo, introducir capital físico productivo por 200 millones de dólares y ahorrar divisas por 72 millones de dólares. 
La tecnología permitiría abastecer a 120 mil personas y ahorrar 72 millones de dólares.
“El sistema energético de un país es fundamental para su crecimiento económico y su desarrollo social. Una oferta energética sustentable, en lo productivo y en lo ambiental, permite un adecuado funcionamiento del sistema productivo y, por ende, la generación de puestos de trabajo”, indicó el informe, y señaló que “en un contexto de demanda energética creciente, se requieren importaciones para cubrirla, lo que pone al descubierto la necesidad de nuevas fuentes de energía, y que esas energías tengan un origen limpio y renovable”. 
 ¿Qué es la biomasa? La biomasa es toda sustancia orgánica renovable de origen animal o vegetal, producida a partir de un proceso biológico y que puede ser aprovechada y convertida en combustible. La energía de la biomasa proviene, en última instancia, del sol. Argentina posee una gran diversidad de materias primas con potencial para ser utilizadas como biomasa para la elaboración de biogás. Entre ellas, está el silaje de maíz o sorgo junto a los efluentes provenientes de criaderos animales.
En estos casos, los recursos se encuentran distribuidos geográficamente, y tienen la ventaja de que coinciden en su localización los insumos (superficies con potencial agrícola y actividades ganaderas) y la generación y demanda de energía, lo cual evita pérdidas de eficiencia en los traslados.
Además, el uso de estos cultivos tradicionales con fines energéticos, permite configurar una nueva demanda e incentivar la siembra de granos de relevancia para la sustentabilidad del sistema productivo. La utilización del estiércol animal representa una transformación de su rol en la ecuación económica de los productores: de residuos a recursos.
El estudio enfatiza que la energía renovable en base a biomasa agropecuaria se destaca entre las demás por contar con un enorme potencial para fomentar el desarrollo regional, a través de la dinamización de la actividad económica, la industrialización y la creación de capital físico productivo, el ahorro de divisas, la investigación y el desarrollo tecnológico, y fundamentalmente la generación de numerosos puestos de trabajo de diferentes calificaciones en zonas rurales y pueblos del interior.
Un ejemplo: la generación de 50 MWh de potencia eléctrica a partir de la instalación de plantas generadoras de energía con biomasa agropecuaria. Esto representa el 5% del consumo de la provincia de Córdoba o el 65% del de la ciudad de Río Cuarto, es decir, esta oferta energética cubre la necesidad de alrededor de 120.000 personas. Si bien el producto principal obtenido de las plantas es la energía eléctrica, también existen otros dos subproductos relevantes: la energía térmica y el biofertilizante.
La generación de esta cantidad de potencia eléctrica también tiene su costado social, ya que provoca la creación de 1.330 puestos de trabajo: 350 directos y 980 indirectos. Producir energía mediante estas nuevas tecnologías requiere de recursos humanos con una formación específica que –por desgracia- no está disponible en la actual oferta educativa y que, por lo tanto, debe ser desarrollada en simultáneo con la expansión de este tipo de industrias. Así, el empleo directo generado debe ser considerado también como un aporte al capital humano, ya que no sólo aumenta la cantidad de puestos de trabajo sino que también incrementa la formación de los recursos humanos empleados.

“Por todo esto, se afirma que la instalación de plantas generadoras de energía, en base a biogás proveniente de biomasa agropecuaria, tendrá como corolario impactos sociales y económicos, así como la interacción de múltiples actores, lo que se verá reflejado en el desarrollo de las regiones que las alberguen”, señala el estudio.